Estructura oculta
En una arqueología de la memoria, los sustratos del cristianismo entramarían el subsuelo en que se asienta la configuración psíquica y colectiva de un país como España. En Estructura oculta, Mateo Maté revela una metáfora del origen y la pervivencia de unos principios constructivos y morales conformados por la religión. Como un cruce de galerías subterráneas, que alude asimismo a la arquitectura de una iglesia medieval con torre y planta de cruz latina, los tubos de hormigón van canalizando la conducción de creencias bajo las superficies de las ciudades. Lo oculto permanece como una estructura y al igual que en las conducciones, se va filtrando a través de los estratos hasta aflorar sinérgica y activamente en el exterior. Los tubos industriales, que en la organización geográfica y urbana de un país canalizan las corrientes subterráneas de aguas y residuos, representan asimismo el movimiento continuo, de absorción y expulsión, de flujos vitales y espirituales, indispensables para la vida colectiva.
El espectador se introduce en una estructura de canales abovedados cuyas potentes dimensiones evocan, tanto una arquitectura, como una trama subterránea de ingeniería, percibiendo su cuerpo en un interior que le acoge al tiempo que le traga o expele, cuyo acceso le está vetado al tiempo que le resulta familiar. Pues en ese submundo oculto e invisible arraigan las ideas, los mitos y las imágenes que emergen y discurren por las superficies cristalinas de las pantallas, las redes de circulación, las autopistas de la comunicación y por las propias mentes.
Pietat Solans, 2007