Landscape Europe 2021

Landscape 2021 Europa Mateo Maté

Landscape 2021 Europa Mateo Maté

Cartel exposición Weserburg Mateo Maté
Landscape Europe 2021

Weserburg Museum für moderne Kunst, Alemania
Del 27 de agosto de 2020 al 3 de octubre de 2021

Landscape 2021 Europa Mateo Maté
Landscape 2021 Europa Mateo Maté
Landscape 2021 Europa Mateo Maté
Landscape 2021 Europa Mateo Maté
Landscape 2021 Europa Mateo Maté
Landscape 2021 Europa Mateo Maté Capturas de pantalla
Landscape 2021 Europa Mateo Maté
Arqueología de saber 1999 Mateo Maté 2
Arqueología de saber 1999 Mateo Maté

“Landscape Europe 2021”

      Viajo para conocer mi geografía es un proyecto en proceso en el que reflexiono sobre la existencia individual a partir de una serie de elementos que conforman mi entorno doméstico. Un tren de juguete recorre, con una cámara en su lomo, mi universo íntimo, magnificándolo a su vez en una pantalla. Un autorretrato a través de mis objetos cotidianos.

      El sociólogo Michel de Certeau describe en La invención de lo cotidiano: “Lo cotidiano se inventa con mil maneras de cazar furtivamente”. Creatividad cotidiana contra las luchas de poder ejercidas en nuestro entorno más familiar. Los restos de una cena, una mesa, una cama deshecha, unos periódicos pasados… Son algunos de los objetos que conforman mi geografía, muchos de ellos me han acompañado siempre y con ellos he recreado mi memoria.

      Haré obras de presentes. Porque vivo siempre en el presente, porque el futuro lo desconozco y el pasado no tengo la suerte de recordarlo. Trabajaré con las realidades más próximas. En las que puedo estar seguro de que los acontecimientos suceden. Que no son de oídas, que no son de otros. Trazaré una arqueología de mi presente, una geografía de mí mismo. “Si consideramos que no disponemos de nada más allá de nuestras sensaciones, son éstas las que debemos explorar como si fueran parajes desconocidos”. Unas obras por la que transita un sentimiento de melancolía provocado por las ausencias de aquello que ya ha tenido lugar.

      Vivimos en el mundo de la movilidad, de la facilidad de los viajes. Ganchos de seducción para la huida de uno mismo. Pero… ¿por qué huir, para qué viajar?, si la monotonía es de mí mismo, siempre va conmigo. Si la libertad no la encuentro dentro de mí, no la encontraré en ningún sitio. Mi primer deseo fue huir de la monotonía, de lo que conozco, de lo que es mío, de lo que quiero. Pero cuando llegué a países paradisíacos, paisajes bucólicos en la imaginación de la monotonía de mi día a día, sólo encontré a otros que querían huir hacia mi origen monótono.

      Si consideramos que no disponemos de nada más allá de nuestras sensaciones; son éstas las que debemos explorar como si fueran parajes desconocidos. Sin mapas y sin guías sólo disponemos de las rutas que nosotros mismos nos vamos marcando. “Por más alto que subamos y por más bajo que descendamos, nunca salimos de nuestras sensaciones”. Nunca salimos de nosotros mismos. Sólo hay un paisaje; el que nosotros nos dibujamos con nuestros sentidos. En las culturas orientales el sabio desarrolla un espíritu contemplativo con el que no necesita salir de su choza para conocer el universo entero. En la relectura de un libro pueden estar todos los libros. En una obra musical pueden estar todas las músicas.

      Somos lo que leemos. Nuestro pensamiento se estructura a partir de la información y el conocimiento que adquirimos en gran medida mediante la lectura. En esta serie de trabajos acumulé cronológicamente toda la prensa que leí durante los últimos años. Hice excavaciones para establecer relaciones entre hechos pasados y tratar de definir dónde estaba en ese momento para entenderme a mí mismo. La mayoría de los descubrimientos fueron fragmentarios e incompletos, al igual que mis recuerdos. La percepción que tenemos del pasado es aproximada y sesgada.

      Sabemos que las metáforas en torno a nuestra memoria se han referido innumerables veces al estrato; hablar de la memoria de la tierra en geología, o de la humanidad en antropología, implica necesariamente una alusión a la configuración estratificada de los acontecimientos temporales. La convicción de que el transcurrir es en cierto modo un encubrimiento, algo que no solo queda atrás, sino que es irrecuperable y se refiere (como proyección de futuro) a una relación inevitable con la Muerte.

      Así, el tiempo también puede entenderse como algo decisivo. En algunas de las piezas se manifiesta un vacío temporal como elemento iconográfico de primer orden. Una parte importante de las obras se muestra como fases de un evento que podría continuar, no como algo terminado, sino como un momento intermedio, un estrato al final, detenido por decisión propia; una forma de acercarse al tiempo como algo fragmentario, capaz de enlazar instantes, pero nunca como una linealidad inquebrantable.

      Un tren atraviesa un paisaje hecho con periódicos. El viajero ve noticias, eventos y personajes que dan forma a la realidad de ese momento. La política y los conflictos humanos son breves instantes que definen nuestros paisajes cotidianos. Quedarán en nuestra memoria como un estrato más de la historia sin fin.

      Un proyector conectado a una cámara instalada en el tren muestra en una pantalla lo que este está capturando en tiempo real. El cambio de escala transforma el paisaje en algo real, un viaje por valles y ciudades europeas. Todos ven la realidad a partir de sus propias obsesiones. La subjetividad marca nuestra relación con el mundo en esta arqueología de nuestras visiones internas.

Mateo Maté